Contexto histórico
Cuando Jesús comenzó su ministerio, Judea bullía de inquietud. Bajo la ocupación romana, el pueblo judío se debatía entre la espera de un Mesías y los compromisos de la dominación romana.
Los líderes religiosos, en particular los fariseos y saduceos, se aferraban a sus interpretaciones de la Ley con mano de hierro. En medio de todo esto llegó Jesús, un carpintero de Nazaret que enseñaba con autoridad, curaba en sábado y proclamaba un reino que no era de este mundo.
Sus acciones fueron radicales. Recuerde la escena en la que voltea mesas en el templo(Mateo 21:12-13) o dice a la élite religiosa que eran como "sepulcros blanqueados"(Mateo 23:27). Cada palabra y milagro se convertía en una piedra en el zapato de los que estaban en el poder.
Esto no sólo molestaba a las autoridades eclesiásticas, sino también al sistema político. Los líderes religiosos temían que Jesús incitara a la rebelión, haciendo caer la ira romana sobre toda la nación.
¿Quién mató a Jesús?
Durante más de 2.000 años, la humanidad ha tratado de encontrar a una persona a la que culpar de todo. A primera vista, parece sencillo. Quizá hayas oído a alguien señalar a Judas Iscariote, o a los líderes religiosos judíos, o a los romanos, o incluso a la multitud que gritaba: "¡Crucifícalo!". Pero si profundizas, está claro que la historia es cualquier cosa menos sencilla.
Para entender quién es el responsable de la crucifixión, tenemos que dar un paso atrás y analizar la confusa mezcla de política, religión, traición y propósito divino que chocó en una colina a las afueras de Jerusalén. Desenredemos juntos este nudo.
Los sospechosos obvios
Empecemos por Judas Iscariote, el discípulo convertido en traidor. Podrías pensar que Judas es el culpable, ¡él vendió a Jesús por treinta monedas de plata! Y no te equivocas. Judas entregó a Jesús a las autoridades religiosas(Mateo 26:14-16). Su traición fue fundamental, la primera ficha de dominó que cayó en la cadena de acontecimientos que condujeron a Jesús a la cruz.
Pero las acciones de Judas eran un síntoma de un problema mayor. Los líderes religiosos (fariseos y saduceos) estaban buscando una forma de silenciar a Jesús mucho antes de que Judas apareciera en escena. Jesús desafió su autoridad, les dio la vuelta a la tortilla (literalmente) y desenmascaró su hipocresía(Mateo 23:27). Para ellos, Jesús era un problema que había que resolver.
Y así, lo llevaron a juicio ante el Sanedrín, acusándolo de blasfemia. Afirmaba ser el Mesías, el Hijo de Dios(Marcos 14:61-64). Para ellos, eso era herejía. Pero había un pequeño problema: no tenían autoridad para ejecutarlo. Sólo los romanos podían dictar sentencia de muerte. Y aquí es donde entra en escena Poncio Pilato.
¿Quién era Poncio Pilato?
Pilato es un personaje interesante. Es el quinto prefecto de Judea, enviado por el emperador Tiberio para mantener el orden en una región notoriamente volátil. A Pilato no le importaban las disputas religiosas judías, pero sí mantener la paz y recaudar los impuestos a tiempo para el Imperio Romano. ¿Un motín? Eso es malo para el negocio.
Cuando los líderes religiosos llevaron a Jesús ante Pilato, cambiaron su acusación. No dijeron, ¡Este hombre dice ser Dios! - eso no convencería a un oficial romano. En lugar de eso, afirmaron : "Hemos encontrado a este hombre pervirtiendo a la nación y prohibiendo pagar impuestos al César, diciendo que él mismo es el Cristo, un Rey"(Lucas 23:1-2). Ahora, se despierta el interés de Pilato.
Aun así, Pilato no veía a Jesús como una amenaza real. Trató de liberarlo, incluso ofreciéndole la libertad en lugar de Barrabás, un conocido rebelde. Pero la multitud no lo toleró. Gritaron pidiendo la crucifixión de Jesús, y Pilato, que no quería arriesgarse a un levantamiento, cedió ante la presión. Se lava simbólicamente las manos, diciendo: "Soy inocente de la sangre de esta Persona justa. Ocúpate tú".(Mateo 27:24). Pero sabemos que no es así como funciona la responsabilidad, ¿verdad? Al dar la orden, Pilato selló el destino de Jesús.
Quizá te preguntes cómo murió Poncio Pilato. Según la tradición, la vida de Pilato terminó trágicamente. Algunos relatos dicen que fue desterrado y murió por suicidio. Sea cierto o no, su nombre está ligado para siempre a la crucifixión de Jesús.
¿Por qué crucificaron a Jesús los romanos?
Roma reservaba la crucifixión para los peores criminales: insurrectos, rebeldes y esclavos. Era una ejecución pública y humillante destinada a infundir miedo.
Entonces, ¿por qué Jesús? Su afirmación de ser el Mesías -un Rey- suponía un desafío directo a la autoridad romana. La inscripción de Pilato en la cruz, "Jesús de Nazaret, Rey de los judíos"(Juan 19:19), era tanto una burla como una declaración de los cargos que se le imputaban.
Sin embargo, desde una perspectiva teológica, Jesús no sólo fue condenado por Pilato o traicionado por Judas. Su crucifixión cumplió profecías escritas siglos antes, como la de Isaías 53, que describe a un siervo sufriente traspasado por nuestras transgresiones.
Al final, ¿quién tiene la culpa?
Aquí es donde las cosas se ponen incómodas. Desde una perspectiva cristiana, la respuesta a ¿Quién mató a Jesús? es... todo el mundo. La humanidad lo hizo. Tu lo hiciste. Yo lo mate.
Ese es el corazón teológico de la historia. La muerte de Jesús no fue un accidente o una trágica injusticia. Fue intencionada. Jesús mismo dijo: "Nadie me la quita, sino que yo la pongo por mi propia voluntad"(Juan 10:18). Su crucifixión fue el plan de Dios para reconciliar consigo a un mundo roto.
En cuanto a la persona culpable, no hay una respuesta clara. Judas hizo su parte. Los líderes religiosos hicieron el suyo. Pilato dio la orden. La multitud exigió sangre. Los soldados lo ejecutaron. Pero tenía que suceder para que la humanidad pudiera restaurarse y recordar de nuevo el camino correcto.
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Todo sobre la crucifixión
¿Cómo murió Jesús?
La crucifixión fue un proceso brutal. Jesús fue azotado antes de ser obligado a llevar su cruz al Gólgota. Una vez allí, lo clavaron al madero, de pies y manos, y lo dejaron colgado. La muerte por crucifixión solía producirse por asfixia, ya que el cuerpo de la víctima se debilitaba y ya no podía levantarse para respirar.
¿En qué año murió Jesús?
La mayoría de los eruditos coinciden en que Jesús fue crucificado alrededor del año 30 ó 33 d.C., durante la semana de Pascua. Los relatos evangélicos sugieren que fue clavado en la cruz hacia las 9 de la mañana y murió hacia las 3 de la tarde(Marcos 15:25, Mateo 27:46).
¿Dónde fue crucificado Jesús?
Jesús fue crucificado en un lugar llamado Gólgota, o "el lugar de la calavera"(Mateo 27:33). Esta colina, justo fuera de las murallas de Jerusalén, era un lugar público elegido por su visibilidad.
¿Cuánto tiempo estuvo Jesús colgado de la cruz?
Según los Evangelios, Jesús murió en la cruz después de unas seis horas.
¿Cuántos años hace que murió Jesús?
Si tomamos el año 30 o 33 d.C. como el de la crucifixión, Jesús murió hace entre 1.991 y 1.994 años.
La Cruz: Símbolo de redención
La cruz de Jesús pasó de ser un símbolo de opresión romana a uno de esperanza y redención. Con su muerte, Jesús ofreció el perdón y la vida eterna a todos los que creyeran en Él. Su crucifixión fue el acto supremo de amor, un plan divino que se desarrolló en una cruz romana.
Piénsalo por un segundo.
La cruz se convirtió en mucho más que el instrumento de tortura favorito de los romanos. Se convirtió en un símbolo del peso del pecado humano. Todo ello -cada traición, cada acto egoísta, cada injusticia- recayó sobre Jesús. Él lo soportó voluntariamente, por amor.
En el mundo de hoy, llevamos el símbolo de la cruz alrededor del cuello, la colgamos en las iglesias y la usamos para las lápidas. Pero te reto a que te tomes un tiempo y recuerdes el verdadero significado de la cruz cuando veas una: la declaración de amor eterno hecha por Jesús mismo.
Reflexiones finales: Por qué no podemos olvidar la crucifixión de Jesús
La crucifixión de Jesús es un momento histórico que exige nuestra atención, nuestra reflexión y, sí, incluso nuestra profunda transformación. Porque, en el fondo, la crucifixión no trata tanto de lo que le ocurrió a Jesús como de lo que Jesús hizo por nosotros.
Tanto si la vemos como un acto de injusticia, como el cumplimiento de una profecía o una demostración del amor divino, la crucifixión es la bisagra sobre la que pivota toda la fe cristiana. Sin ella, no hay redención, ni esperanza de reconciliación, ni puente entre la humanidad y Dios. La muerte de Jesús no fue un accidente. Al elegir la cruz, Jesús reescribió el guión de lo que significa ser amado, perdonado y redimido. Pablo lo resume maravillosamente en 2 Corintios 5:21: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él"
Entonces, ¿por qué no podemos olvidarlo? Porque la crucifixión es una verdad que vivimos. Nos recuerda el coste de la gracia y la profundidad del amor de Dios. Olvidarla significa perder de vista el corazón mismo del Evangelio. Y honestamente, en un mundo desesperado por esperanza y significado, esta es una historia que no podemos permitirnos dejar atrás.
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